Por eso, no hay que alarmarse, basta con tener a nuestros animales desparasitados, interna y externamente y llevar unas mínimas medidas de higiene. Por otro lado, en caso de que nuestro animal tenga un parásito, es necesario analizar una muestra de piel o de fluído/secrección donde pueda encontrarse ese parásito para poder identificarlo, heces si se trata de un parásito intestinal, un frotis de piel si es un parásito interno, etc. Una vez identificado, se tratará la infección con el antiparasitario adecuado. La existencia de parásitos debe detectarse cuanto antes, ya que suelen reproducirse con una gran rapidez y pueden afectar a órganos internos de forma irreversible.
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Ahora bien, debemos tener claro, que porque un animal tenga un parásito no necesariamente puede contagiarlo fácilmente a otros animales o a los seres humanos, ya que cada parásito tiene una forma de contagio y un ciclo de vida característico, pero... ¿qué es eso del ciclo de vida? Para entender lo que es un ciclo de vida hay que tener en cuenta que un parásito determinado no tiene por qué crecer y reproducirse en un único huesped, los parásitos, al igual que el hombre, tienen distintos estados de desarrollo, algunos de ellos pueden vivir en el exterior, mientras que otros, necesitan de un hospedador (planta, animal, humano o ambos) para continuar su desarrollo. Por eso, es necesario que un parásito esté en una fase determinada de su desarrollo (bien sean huevos fecundados, larvas, etc...) para que, en caso de penetrar en nuestro organismo, pueda infectarnos a los animales o a los humanos.
- Protozoos, son de tamaño microscópico y suelen detectarse en heces los llamados ooquistes (huevos), ejemplos de protozoos son los Coccidios y el Toxoplasma gondii. Otro enfermedad protozoaria, en este caso, hemática (se detecta en sangre) es la temida Leishmaniosis, para cuya infección es necesario un mosquito..
- Cestodos, son gusanos planos de tamaño variable, entre ellos, podemos distinguir el Echinococcus granulosus y el Dipydilium caninum..
- Nematodos, son gusanos cilíndricos, no planos. En este caso, los más comunes el Toxocara canis (en perros) o cati (en gatos) -ambos intestinales-; la Dirofilaria Inmmitis, que afecta a las arterias y al corazón; y el Ancylostoma caninum, que provoca una fuerte anemia.
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